Acaricias mi rostro con tus delicadas manos
mientras posas tu rostro en mi pecho,
el reloj indica que es tiempo de marcharnos
y el silencio invade la habitación,
un beso fundimos nuestras almas
al mismo tiempo que nuestros destinos se separan...
Ya no hay mas llanto, tampoco despedidas ni nostalgias,
en unos días o quizás semanas
nos encontraremos de nuevo
un algodón de azúcar y un helado de menta con chispas
para pasar el momento,
risas y palabras sinceras,
pensamientos que ya jamás se cumplirán
y una risa que opaca los sollozos
que una vez se escucharon.
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