Noche tras noches su presencia
te arropa,
su calor te cobija, su fuego decrece…
imágenes fantásticas sus
llamas crean
y las sombras que la pared reflejan
curiosas y atractivas se han vuelto,
una risa el lugar invade,
una charla y quizá un poco de lágrimas después,
las llamaradas son más débiles cada vez…
Un fuerte viento agita las brasas
y por un minuto el pequeño incendio
grande y majestuoso se ve…
solo para después
apagarse poco a poco…
a penas y brilla, no da calor,
su luz se apaga…
ya no hay nada que alimente el fuego
y la fogata soy yo…