No es para ti
mis sueños profundos,
los deseos errabundos
de mi porvenir.
No son para mí
tus brazos, tu aliento,
el retomar el tiempo
antes de morir.
No es para nosotros
los dulces días celestes,
las azules noches agrestes
de una pura sensación.
No es para el vacío
el llanto o la decepción,
la desidia o la introspección,
tu calor o mi eterno frío.
No es para nada, no es para nadie,
no es irascible, no es sondable,
no es luto o pérdida,
no es vida ni remembranza,
no es juego ni perfidia,
no es tiricia ni esperanza.
Es un raudo ardid del camino,
una silueta en el cielo dibujada,
un retorno al silencio y el olvido,
es algo que en la muerte acaba.
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