-Sé que estás aquí, tu
perfume te delata- el silencio y nada más- Esta bien no tienes porque hablar,
tus acciones dicen más que tus palabras, has venido esta noche y eso basta por
el momento ¿te molesta si fumo un poco?- un sonido casi imperceptible cruza la habitación-
tienes razón, nunca has aprobado mi adicción a los cigarrillos, pero recuerda
que es lo único que me mantiene cuerdo- la flama del encendedor ilumina por un
momento la opacidad del lugar e inútilmente el trata de buscar la silueta de
ella, su olfato es su única guía, ella esta usando aquella fragancia que tanto
lo volvía loco, sin embargo, la débil luz no es suficiente para iluminar,
fracciones de segundo han pasado y la colilla del cigarrillo en su mano es la
única fuente de luz. -Te preguntarás porque te he citado, bueno para serte
sincero ni yo mismo lo sé, sólo he tenido un impulso de llamarte y así lo he
hecho- bocanadas de humo salen de sus labios con cada palabra, eso a ella le
desagradaba enormemente, quizás esa sea la razón de las luces apagadas, aunque
quizá sólo sea para evitar verse a los ojos, sería muy incómodo ver las
lágrimas que emergen de ambos, un año separados es mucho tiempo para aquellos
que llevan una vida amándose... el silencio se hace uno con ellos por un par de
segundos que duran dos o quizá tres eternidades y luego el momento se rompe con
un par de sollozos al unísono, no hay más palabras o ruido que los perturbe;
sus manos se entrelazan y en un rápido ademán sus brazos se estrechan, la noche
se hace cada vez más corta...
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