sábado, 10 de septiembre de 2011

Reloj De Arena


No pensaba tomar el viejo reloj
pero a pesar del dolo así lo hice,
coloqué las arenas dentro del cristal
para comenzar a destruirlo todo
con la misma mirada, siempre triste.

Miraba deslizarse entre mis sienes,
sentíase el aire dentro del cielo,
llenaba mi aliento con tiempos resecos
de la misma muerte que se hace presente.

Añadía lúgubre en el suelo azul
las grietas que mis manos sostenían,
elevaba la arcilla de la imaginación
sobre el etéreo momento de la partida.

Volteé de nuevo aquel viejo instrumento,
comenzaba otro ciclo, la cuenta regresiva,
mis ojos moldearon el barro de mis ojos,
ahora todo poco a poco se consumía
en rasos pastizales, dentro del subsistir.

Con los últimos movimientos del corazón
lentamente di forma al molde inasible,
hermoso se declaró entre los suspiros,
magnífico monumento a la simple agonía,
se consumó la obra completa de la vida.

Ahora el reloj detuvo su gravitacional marcha,
lo tomé con inseguridad y sesgada ironía,
abrí la mente para consumarme finalmente
y miré que durante todo este calvario
siempre careció de las dulces arenas,
también el tiempo conmigo perecería
con la soledad al terminar de existir.

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