martes, 26 de noviembre de 2013

Café Amargo

Necesito un café completamente amargo,
más amargo que la tarde lluviosa en la que nos alejamos.

Necesito sacarme este sabor de los labios
que hace que sangre mi alma por solo poder tenerte en el pasado.

Necesito que no duelas, que no te tenga presente al voltear a la vereda
porque me haces sentir con tu acostumbrada indiferencia
el muro más gris en el camino de tus primaveras.

Ahora me hace falta no tenerte tan dentro,
el frío del invierno se siente en cada momento que te recuerdo,
cuando imagino que ahora estás muy lejos
sin pensar un suspiro por lo que yo he dejado en el tiempo.

¿Quién me invita un café?
De esos completamente amargos,
a ver si se me endulza el día,
a ver si se me endulza la melancolía,
a ver si me endulza la agonía
de morir en cada uno de sus pasos.

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