domingo, 15 de abril de 2012

Haruka

Querida Haruka, recordando esos días donde nos regocijábamos de la sangre en nuestras manos, extirpando corazones, me encantaba lo feliz que te veías con tu catana con un matiz rojizo que te reflejaba.

Desde un inicio me enseñaste que todo esto era a tu modo, muy frio y sin festejo alguno, algunas veces algo falto de emociones, sin reproches yo acataba tus órdenes y seguía al pie de la letra cada detalle de lo que pedias todo esto para verte feliz y aprender hacer esto.

Como todo, lo quise hacer a mi manera, discusión sin fin al parecer y al final solo me dijiste que si lo quería hacer a mi manera que lo hiciera ¡solo ¡.

Me volví loco e insaciable coleccionando corazones al por mayor sin distinción y sin compasión, hoy estoy junto a ti otra vez, una vez más viéndote sonreír con ese brillo en tus ojos y ese reflejo tan hermoso en tu rostro, que mal que esta vez estoy en el lado opuesto de tu catana…

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