lunes, 31 de diciembre de 2012

Heridas


De nuevo apareces junto,
reprimes al verme llegar,
como siempre, tarde.

Un beso, tocas el alma...
y lloro pues muero
sin saber si a mí
es a quién sigues
o es el rastro de sangre.

Comienza la tormenta
con un aire siempre sereno,
siempre todo extraño,
sin pistas en el horizonte.

Te agradezco por ser tan dulce
al decir lo que nos pasa,
sabes más que yo, no lo dudo,
pero ninguno de los dos
el laberinto comprendemos
y todo se estremece al sentir
sin luna mi dolor nocturno.

Y entonces me preguntas
cómo me he hecho las heridas...

!Ah, corazón mío!
Si supiera cómo fue
no entendería así la vida
ni dolería tanto la muerte.

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