sábado, 1 de octubre de 2011

Epístola a un estudiante.

Si notaste, discípulo fiel,
desde ahora sin tu vida,
ni la de tu alma querida
eres mío por cuanto eres fiel.

Adioses a la piel rosada o morena
de tu amor y de tu estrella;
gastarás toda tu huella
en vientres con salmonella.

Tus sueños serán descansar
mas de tres instantes, u horas,
unos minutos que imposibles adoras,
el tiempo ya no se ha de llamar.

Tu esperanza que encuentres vacío
todo lo que se teme enfermo
en quienes lo creerías un infierno,
quienes amas y te dan rocío.

Serás quien con su tiempo
arreglará los problemas de las máquinas,
donde dicen que viven ánimas,
y son de tumores el templo.

Eres mío, médico de pecadores,
que te procurarán cansancio
y alegres consumirán tu vida,
hoy que te entregas no tendrás huída,
tu corazón joven por mí se hará rancio.
Veniste a tu funeral, he aquí mis flores.


ATTE। La Medicina

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