domingo, 28 de marzo de 2010

El Juego De La Metáfora

Estaba raso el pastizal en el cielo hundido,
las rocas chocaban bajo mis zurdos enojos,
rascaba en el ambiente etéreo un raudo zumbido
de las serpientes que enrollaban mis ojos
que me dejaron en el silencio algo confundido.

Si bien las estrellas apagadas me acompañaron
por los océanos de salitre escaso y arado,
que con su trompeta y su marchar dejaron
a la esperanza vagando en algún prado,
perdió vuelo el ave y su pelo trastornaron.

Abandoné aquellos vientos que del suelo surgían
para construir con el momento un buen porte
que a la luz del viejo yo mis ojos seguirían
para que la recién brotada lluvia no derrote
las huellas de mis suspiros que no confían.

Quisiera así que no se moviese el terreno
de aquellos jardines que dejaron de flotar,
tener de alguna manera contento y sereno
a el anhelo del pasado, poder recordar,
y de esta manera no volver a decirme no.

Juego de nuevo con la metáfora para decir
que mis palabras no las entenderán,
porque es usanza del planeta confundir
el olor de las predicciones y lo que serán
las espléndidas brechas que faltan por vivir.

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