lunes, 1 de marzo de 2010

La Montaña

Estático me encontré en la acera,
vislumbrando los ayeres con paciencia,
recordando el mañana con ansia
y un corazón que todo desespera.

El día había revivido cuando habló,
de esos riscos comenzaron a brotar
visiones de antaño de lo que quería
y, con algo de malicia, todo lo añoro.

Infantil de nuevo el mundo era,
montaña asombrosa brillando al alba,
silueta de mujer de buen corazón,
estampa del tiempo que renaciera.

A ti, siempre inerte, la luz te rodeó,
las historias se volvieron ciertas,
siempre esperando el soñado amor
y el amor tierno que se te acercó.

El mundo encontré de otra manera
con esperanzas e incontables deseos,
siempre con el espíritu en la frente,
de contrabando iré contigo, nueva era.

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