Recuerdo que avanzabas entre la tarde
concurriendo tu voz y el último sol,
mi tiricia se acurrucó entre los dos
y se abatió con la fuerza de miles de años.
No aparentabas ser algo espectacular,
simulabas correr por una parte del mar
que yo también gustoso recorría
junto a la moralidad poco aceptada.
Pero no era así, no era algo tan simple,
porque dentro de tus ojos brilla
un poco de todo lo que existe
y mucho de lo que no esperaba.
Tengo que encontrar la manera
de poder perderme dentro de tu mirada
y comenzar a concentrar al mundo
en nuestro enigma, conjugación lunar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario