jueves, 18 de febrero de 2010

El Maldito

Naciste sin escrúpulos en un lejano mundo
donde no has necesitado más
que tu deseo imperante de sobrevivir.

Consumes poco a poco lo que te rodea,
no dejas de ser el animal egoísta
que el mundo vio nacer.

Es claro, amigo mío, llegaste sellado,
con tu cuerpo rodeado con el aura profana,
con la mirada que siempre será rechazada.

No importa cuanto te evites
pues el viento que recoge las dagas
pronto se consumirá en tu avatar.

Lo ves venir, es la barca del destino injustificado
que iza las velas con tu nombre.

Y te aferras al mundo deseado,
al monte carcomido por la nostalgia,
al árbol hueco de la esperanza.

Pero la tormenta apareció
y trajo consigo la destrucción
de tu pequeño santuario milenario.

Llegué tarde, no pude tomar tus sentimientos
para resguardarlos en el solemne mar.

Con amargura puedo entender 
que las cosas aquí siempre estoicas
se marchitarán en la vacuidad.

1 comentario: