domingo, 21 de febrero de 2010

La Marea Galáctica

Más de veinte estrellas acompañan tu extrañeza,
como esperando en algún momento acabase el exilio,
que las manos motiven totalmente el exterminio,
abrasante aroma que consuma la anárquica rareza.

No te aterran ni te brindan un mayor consuelo,
mejor consumen las estelas de tus pensamientos,
que no terminan de orar por ti y por tus destellos,
por los pasos firmes que alimentan al desvelo.

Aquí te encuentras, a veces solo a veces contento,
ahogando tu penitencia con cada movimiento,
las decisiones empañan el muro de los lamentos
con el sutil encuentro del mal y tus adentros.

La luna, compañera inasible de los esperpentos,
acapara las estrechas calles del sufrimiento.
Notas que es vital iniciar desde el nacimiento
y no te basta el sonido ni el rodar del silencio.

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