Siempre me ha gustado la paz de la noche
y sobre todo mirar las citadinas luces
como olas recorriendo cada uno de los relieves,
ver los haces de la ciudad como nadie más les ve.
Escuchar los extraños sonidos nocturnos
que pasan sin previo aviso en el corazón,
que parecen escapados de una realidad alterna
o simplemente salidos de la tierra de los muertos...
de donde somos todos.
Observa los edificios tranquilos, suspirando algún recuerdo,
esperando el nuevo amanecer que no anuncia llegar
y que, sin embargo, aparece.
Buscar entre la obscuridad lo que no puedes ver sin sol,
buscar lo que no se encuentra si las ideas no son claras.
Así es la noche aquí, así es la noche en el mundo,
recorriendo poco a poco nuestro globo
aunque los humanos no se den cuenta de esto.
Esperar el alba, esperar el ocaso,
esperar una vida que muchas veces no llega.
Sé que son tristes estas líneas sin verso
pero reconfortantes para los que nos percatamos de ello,
es una lluvia que embriaga el alma.
¡Miren como se construyen los seres taciturnos,
los que no se conforman con solamente estar!
Se asemeja a una leyenda o quizás sea fantasía.
Sientes que puedes vivir un millón de vidas en un instante,
que puedes consultar todos los sueños en uno solo.
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