domingo, 25 de abril de 2010

Antología

Me encontré solo en el éxtasis nocturno,
de mi boca salían tan solo palabras
que buscaban el sabor de tu mirada,
sin embargo el llanto de los sepulcros rompió
las alas de mi cansada ave primordial.

Abracé mis recuerdos opacos sin cordura,
miré en mi frente a la rosa de los vientos
buscando el camino de la reencarnación,
reiniciar los pensamientos nocturnos,
alejar de mí a ese, el maldito vividor,
de la marea galáctica de las esperanzas.

Caminé de nuevo hacia la montaña antigua,
duradera a pesar de estar al filo del tiempo,
busque dejar hacia el exterior estas penas
un poco de desahogo en el glaciar.

El amarillismo sin sentido lo borré,
ese era uno de mis anhelos más necesitados
dentro de esta incomprensible ilusión urbana.

Bajé de aquellos riscos esperando encontrar
en el juego de la metáfora del existir
a aquel, el extraño conocimiento que me prometió
por siempre el final de mi tortura
de aquel dolor vivido día a día.

El camino me llevó a estas comparaciones
entre lo incógnito y lo que pronto se sabrá,
entre el masoquismo y la única verdad
y que me llevó a situarme ante a un amigo
que acompaña cabizbajo eternamente a la amargura.

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