martes, 14 de diciembre de 2010

Lluvia De Estrellas

Cayó la primera a los pies de los hombres,
contrajo la atención en el cielo,
irradió en el corazón un deseo,
plegaría buscada con demasiado esmero.

Una de sus hermanas le siguió,
no le pensaba dejar sola en la tierra,
en los maizales dio su luz,
en el monte un fugaz lucero.

Una tras otra fueron coincidiendo
dentro de la bóveda de los sueños,
huyendo y llegando en la ciudad,
en los mares y en los pastizales.

Eran las lágrimas de los cielos,
el suplicio de las azules estrellas,
llanto del espíritu de la humanidad,
esperanza fortuita y abnegada.

Pero hace demasiadas civilizaciones
que los hombres dejaron en tierra
la emoción de sentirse niño.

Ya no habrá, nunca más, hacia ellas
una mirada con fulgor romántico
que espere con paciencia su llegada.

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