jueves, 23 de diciembre de 2010

Líquido Reflejo

Siento pena, querido hermano,
algo hiere en la conciencia
por verter en ti mi muerte.

Discúlpame, no quería hacerte daño,
lo hice sin la intención
pero resultó un fracaso,
y es que salieron contrarias
frente a la pena las palabras
confundiéndose en el desierto.

Deja vaciar este cántaro
en tus resecos labios,
bebe mi agua y sosiégate
yo ya no le necesito.

Toma mi corazón, úsalo,
confío en todos tus sueños,
en nuestros polvorientos sueños.

Limpia mi frente antes de morir,
tus lágrimas y las mías del rostro,
tu rojiza sangre de mis manos
y recuesta en tus brazos mi partir.

No sientas dolor, a mi me corresponde,
todo este horror lo llevaré yo
mientras miramos perderse la roca
en el profundo azul de este manantial.

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