viernes, 4 de febrero de 2011

Dentro del corazón

Pongo las manos al fuego, y ya no siento nada. Sólo puedo ver mis tejidos cocerse mientras pretendo sentir dolor, pero ya no siento nada. No siento la mortal brisa que enrojece mi rostro ni la fatal humedad que lo cuartea...Y el fuego no ayuda, el fuego no sirve para nada...solo para recordarme que no sé sentir, que jamas supe sentir, salvo aquella vez que en mi feliz juventud sentí el desafío de querer a pesar del destino. Y eso es lo único que siento.

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