Sábanas

Es de noche y la luna menguante ilumina sutílmente a través de la ventana nuestro lecho, apagamos la luz para completar el cuadro cliché de los que se desean.

Hace frío, pero eso no nos impide exponer nuestra piel y aunque no nos afecta el clima, es buen pretexto para acercarnos.

Cuando tu calor tiernamente me provoca sopor, tu respiración en mi pecho despierta mis sentidos; el contacto de tus labios torna trémolo mi corazón.

No sé qué fué primero: tu fragilidad atacada o la fiera desatada… no importa. Tampoco importa lo que vino después.

Lo que me mantiene en vela es la incertidumbre de no saber si te volveré a ver, y si te miro de nuevo no sé qué esperar. ¿Qué será de mí?