sábado, 26 de febrero de 2011

Los versos de la consulta.


Cierro los ojos y llamo a la puerta,
el anciano escucha y abre escandaloso,
a las 9 un niño de ingestion melindroso,
a las 10 dos encintas y una tuerta.

Sentada y tomando nota del suceso,
aprendo los detalles de las ciencias escultoras,
escucho los discursos de histericas progenitoras,
porque sus niños tienen exceso de peso.

Me llama el secretario, a mi gran placer atina:
Vendas huatas, jeringas y soluciones
que son ahora mis mas fieles pasiones,
y hay que preparar una intravenosa de ranitidina.

Me tiembla la mano cual asesino sin intención,
Ya sea con pared, ya sea con conducto,
iserto con miedo, hay un suspiro abrupto,
y mil veces sin fallar, otra canalización.

Y pasa otro día, con enfermos y con sanos,
unos entendibles, otros preferibles,
que confiesan sus dolencias terribles,
mas solo se quejan aquellos que han venido en vano.

Mas viva que muerta se torna la sala
cuando los pacientes han sido despedidos,
muchos saben que no vuelven, estan todos desvalidos,
les vendrá pronto la muerte, mas amable que mala.

En mis ojos pasea ya una nube verde,
parto en medio de la cirujía, con la bata inmaculada,
me voy, intrigada, de las locuras fascinada,
Y me angustia algún día así verme.

Espero sin embargo, hacer esto convencida,
Ganarme a pulso el volverme más fuerte,
Preservar la vida y respetar la muerte.

1 comentario:

  1. Escribir es un arte, poder escribir de lo que sea, es un don, y sinceramente creo que tu lo tienes.

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