miércoles, 12 de mayo de 2010

Por La Verdad

Asimilemos por un momento la verdad del mundo,
contemplemos el amor perdido, el exilio,
el sueño eterno y el final consumido.

Disfrutar de la tortura del existir,
rechazar por simples principios ser feliz,
¿por qué no decir que abusamos de la vida?

Y ahogarnos en los mares de los otros
reírnos de nuestras heridas autoinfringidas
acosar las bondades, olvidar la empatía.

Intentémoslo, dejemos de pensar en lo amado,
en las canciones que obsequiar a nuestros hermanos,
en la poesía que retumbaba en el corazón.

Las sociedades pestilentes gritan esas sandeces
acerca de lo que es bueno y lo que no,
así quieren que observemos la realidad
y nuestro porvenir se quedará sellado
por las malas decisiones sin pensar tomadas,
por no poder reconocernos en nuestros pasados,
por dejar atrás los errores y los aciertos,
por no tener más ilusiones y más voluntades,
por lo que no quisimos de nuevo lograr.

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