miércoles, 18 de agosto de 2010

Percepciones

Frías y lloviosas se mostraban las estrellas
dentro de una urbe despojada del sueño,
abordando un corcel de acero que inerte
llevará mis cansados pensamientos a ese lugar,
el último paraje al que puedo llamar hogar.

Inconforme con los que me acompañan aquí,
parece que olvidan el mundo que les rodea,
la música sin sentido en estruendo por doquier
y mis ojos necesitan buscar en este caos,
quizá, la tranquilidad de su mirada.

Ha quedado atrás el carruaje mecánico,
no he encontrado aquella paz añeja
ni los suaves brazos de la soledad,
un vacío incongruente ha montado guarida
en mi siempre persistente corazón.

Intento sin conseguir nada en lo absoluto,
ruego al sol dar aliento a mi esperanza,
a la luna un bastón a mi decadente ilusión,
a los cielos una gota de rocío en los labios
y al mundo que amo un poco de comprensión.

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