martes, 15 de junio de 2010

En Brasil

El sol despierta, con su berimbau, y una síncopa excitada me revela el calor del día, como una mañana brasileña, frente a la bahía ultramar y las colinas que no he visto, todavía…

Y comienza de nuevo, la fiesta del añil del cielo, y el verde del acantilado, en una mañana brasileña, con sus aves en vuelo, y sus aves descansando…

Me enamora tu sonrisa, a la vez tan recordada, y a la vez desconocida, en esta alba brasileña, con ‘garotas’ caminando, y la ceniza del tabaco, en el aire consumida…

El viento peina las arenas que visten a la playa que se moja en el mar, desobediente, como una niña brasileña, que no sabe de modales, porque es inocente…

Caminemos a la orilla, aún sin empapar de ésta niña, que sigue esperando a la luna, cada tarde brasileña, para que su luz le mesa en su cuna…

El sol parte de nuevo y el berimbau marca más lento, las estrellas se despiertan, que me recuerdan a ti, en la noche brasileña cuando te conocí…

2 comentarios:

  1. AH! qué fresca descripción! aunque en me intrigan los hechos de los que nace la misma.

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  2. Si escuchas aquarela do Brasil de Tom Jobim, sentirás lo mismo que yo cuando la escribi...

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