Estas atorado en la cárcel de los cuatro rostros
sin poder verificar alguno de ellos,
vislumbras algo conocido
sin saber claramente qué es.
Sientes tus pasos acercarse uno tras otro,
algunas veces los ves como tortura o como condena
y otras tantas con una infantil añoranza
de lo bien que se disfrutó aquellos momentos.
En ese lugar hay miles de rostros
los bastante conocidos y los por conocer.
Te estacionas en esos parajes superfluos,
en el cúmulo de todas las calles
que en tus recuerdos recorriste.
El tiempo gotea entre tus lágrimas,
ahí se mantienen anacrónicamente
lo que fuiste y lo que serás.
Y entre las paradojas de los sueños
emerge a flote una nueva luna.
Y es que...
¿qué tan importante es el pasado?
El pasado en lo que pasó y que alguna vez te preguntaste qué sería...ahora lo sabes, por eso o lo añoras o lo maldices...
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