domingo, 15 de enero de 2012

De Ti

Si, sigo enfermo,
agonizante por la rauda aflicción
que tu alma me invitó a probar.

Sí, sigo inválido,
incapaz de mover los hermosos cristales
que tu cariño en mí ha forjado.

No lo dudo, esta ahí,
infectando el reposo de las emociones
que el incoherente pueblo había congelado.

Al final se ha ido
la tremebunda salud de olvidar,
la paz de la vida sin emociones.

Ahora consumo febril
el néctar ardiente de tu espíritu,
la ambrosía de ver contigo el futuro.

¿En dónde esta la cura?,
en dónde escondes esa comisura
de mi agrietada vida, de mi muerte.

Dime que está en ti
y la buscaré entre los tintes de tu piel
en tu cabello, en tu furia, en tu amanecer.

Hazme saber que
la dejaste colgada dentro del pasado
en uno de tus diamantes que has derramado.

Y ya veré de ese modo
que me encuentre dentro de un suspirar
falleciendo por, la que será, nuestra enfermedad.



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