domingo, 15 de enero de 2012

Tlatoani

Esta mi alma avergonzada
ante el que tiene la Palabra.

Es su cofre tosco y renegrido,
labios secos y perdidos
poros grandes y ofensivos
como la noche oscurecido.

Nada apuesta el rey de su tierra
en admirar tal cascaròn,
porque Balam es un poema
que no quiere pronunciaciòn.

Balam, el rey de la meseta
es rey de lo animal
es coloridamente banal:
es poema y no poeta.

Porque es hermoso el jaguar
pero no tiene lengua
sin palabras se mengua
su poesìa ocular.

Y naciò asì el Tlatoani
que posee el decir
el que puede describir
la muerte como una flor.

Dice zenit para mediodìa
dice al cielo firmamento
dice al trozo fragmento
dice para intenciòn, alevosìa.

Es un hombre del destino
que bien pudo maldecir,
malpensar y deliquir
y al que dio tèrmino fino.

Hizo de su cuerpo un templo de alegrìa,
diciendo en su corazòn el bien
siendo de lo limpio testigo fiel,
haciendo a cada rayo de sol, una poesìa.

Para Isauro, un mayense de limpio hablar.

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