viernes, 1 de julio de 2011

Una Larga Noche

I
Las campanas suenan una, dos, tres veces. Enciendo la lámpara de mi habitación, solo mi cuerpo en este lugar. En la ventana chocan sutilmente las gotas de lluvia… un zumbido roza mis ideas.
No puedo dormir, es algo común en estos tiempos, el frío sepulta los sueños por un momento. Abro otro paquete de cigarrillos, con las manos heladas enciendo el primero… ¿me vio fumar en algún momento?
Juego por un rato con el dibujo en el piso, simétrico, cubriendo cada espacio con la misma figura, una tras otra, sus miradas una tras otra… un suspiro recorre mis recuerdos.
De nuevo lo intento, sin lograrlo. Las cuatro de la mañana; parece que fue hace una vida cuando no dormía por esperarla al amanecer… una voz ronda los muros.
-¿Solo?
-Conozco tu voz.
-De ti no esperaba menos.
-De mi no esperabas nada.
Su risa etérea invade mi castillo. Esta ahora cubierto con un tono suave y profundo.
-¿Cómo te encuentras?
-¿Qué? No puedo verte.
-¿Hay algún problema con eso?
-Al parecer no.
El ambiente cambia, no es el húmedo entorno que se halla fuera de la ventana, frío es, pero de otra manera.
-¿Cómo estás?
-¿Acaso me veo tan acabado?
-Te veo con el alma en harapos.
-Algo más que la primera vez.
Risas otra vez. Comienzo a sentir desesperación, ¿los fantasmas me llaman o acaso yo los he invocado?
-La primera vez… tienes buena memoria.
-Se recuerda bien cuando se siente así.
-¿Así?
-Se que lo recuerdas.
Silencio durante unos minutos. Soy yo el que ahora muere con la ausencia.
-¡Tranquilo hombre!
-Es la tranquilidad la que me corroe.
-¿Sigues con esas cosas?
-No dejas de mostrármelas.

1 comentario: