La ventana asomaba hacia la calle,
busqué en el cielo una estrella...
no encontré alguna de ellas.
Se asomó entre la noche el silencio,
padecía acaecido por encontrar sepulcros
en este viejo edificio en ruinas.
Mis palabras se volvieron inútiles,
no encontré las pertinentes
y las pocas existentes se fueron,
las exilié de mi cuerpo y mente.
Mi mirada seca contemplo todo,
la terrible falta del sólido sonido,
del canto del lobo a la luna.
Esta noche tristemente descubrí
que existen de silencios a silencios
y el de este lugar
no me dijo nada...
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